jueves, 18 de octubre de 2007

Infancia

Recuerdo el nocturno cantar de los grillos,
que arrullaban los sueños de cada historia
y fantasía cuentos de hadas sonrientes;
entre palacios, princesas y venadillos.

Tenores de traje verde decoraban el charco,
en la tarde los chicos corrían alegres
para ver las maravillas surgidas del agua,
nacían aventuras de piratas y buzos.

Los rincones de la casa eran el camuflaje
perfecto para las aventuras del día,
cada día una nueva odisea ,
el jardín convertido en selva o bosque.

El viejo camión era una gran montaña
que nos sugería escalar cual alpinistas,
para encontrar en la cima un tesoro
que ganaba la más hábil cabra.

Se reunían los chiquillos a jugar,
esos viejos juegos de rondas
y de papalotes, corriendo y gritando
la niñez se ha marchado ya.


Tzintzuni 1998 julio





















3 comentarios:

  1. No cabe la arena fría, ni el silicio crudo en ocho, sin desangrar la sal de un ardiente tiempo muerto.

    (personalmente, claro)

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  2. qué lindo!!!!

    Y claro que acepto.

    Y una advertencia también, estoy seca últimamente, pero ya llegarán las burbujitas!

    sólamente frutos personales? o amantes también?

    besos y gracias por la invitación!

    ResponderEliminar
  3. "el silicio crudo en ocho"... bonita.

    doña berrysand; todo es aceptado en este espacio... lo personal, lo colectivo, lo que ama, lo que se deja amar, lo que vomita disimulos, lo otro y así.

    Un abrazo y vamos sumándonos a la milonga...

    ResponderEliminar

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