jueves, 22 de septiembre de 2011

Filosofía aquí y ahora I. José Pablo Feinmann. Encuentro 11: Nietzsche, vida y voluntad de poder


Sumario

1 ¿Cuál es el punto de partida que propone Nietzsche?
2 ¿Cuál es el origen de los valores?
3 ¿Quién ha creado lo bueno?
4 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Nietzsche y la tardía unificación de Alemania?
1 ¿Cuál es el punto de partida que propone Nietzsche?

En el anterior encuentro estuvimos viendo la filosofía de Karl Marx. El pensador que vamos a abordar ahora es un pensador, ante todo, que bigote no le faltaba. Como ustedes pueden verlo acá (señala un TV), el querido “loco de Turín” –se le dice así porque allí enloqueció-, llevó una vida de mucho sufrimiento. Paso a hablar un poco de la enfermedad de Nietzsche. Heidegger dice que de Nietzsche, en última instancia, lo que siempre se va a poder decir es que se trata de un filósofo que al final se volvió loco. Es decir que, si uno a veces no les cree a los filósofos que no se volvieron locos, y dice “estos tipos están locos” simplemente por lo que se lee en los libros de los filósofos; Nietzsche sí. Él hizo los deberes en ese sentido, era un filósofo loco que se volvió loco. Es como una sobreabundancia.

Parece que se trató de una especie de sífilis mal curada. Esto no está claro. Karl Jaspers, que era médico, escribió un notable libro sobre Nietzsche, investigó mucho sobre su enfermedad y no llegó a esa conclusión tan contundente –que se tratara de una sífilis mal curada-. Sea sífilis mal curada o no, el caso es que a partir de 1889-1890 Nietzsche entra ya en un cono de sombra del que no habrá de salir. Lo encuentran tocando el piano como un loco. Él pretendía componer cosa que hizo insuficientemente, sobre todo al lado de Wagner al cual Nietzsche admiró mucho y está 10 años loco hasta que muere en 1900.

Nace en 1844 que es exactamente en la época en que Marx escribe sus Manuscritos económico filosóficos y muere en 1900. Durante esos años dejó una marca indeleble y justamente se une a Marx en una actitud acerca de partir en una base que podríamos llamar “material”. Vamos a aclarar esto: si Marx parte de las fuerzas de producción, de las relaciones de producción capitalista, de la materialidad de la historia y de la materialidad de su sujeto elegido que es el proletariado -que trabaja con la materia y por eso su filosofía la llama materialismo histórico-; Nietzsche va a partir de la vida. El concepto de vida estaba faltando en la Filosofía, entonces Nietzsche se va a definir a sí mismo, ante todo, como un furioso antiplatonista. ¿Por qué? Porque toda la filosofía de Platón consiste, en realidad, en dos puntos esenciales: hay un mundo sensible y hay un mundo suprasensible. El mundo sensible es el mundo en el que habitan los hombres y el mundo suprasensible es el mundo en el cual están las ideas que son perfectas en sí. Las ideas fundamentales del mundo platónico son las ideas de la verdad, lo bello y lo bueno. Pero están en el mundo suprasensible, ese es el mundo en el cual Platón instaura sus valores. Los valores platónicos son el bien, lo bello y la verdad. En el mundo sensible está lo que se da en el modo de la devaluación, de la imperfección; no de la perfección idética de lo bueno, lo bello y la verdad.

Lo que va a hacer Nietzsche es una transvaloración de los valores. Una trasmutación de los valores. Va a decir no, elimina el mundo suprasensible y basa su filosofía en lo que podríamos llamar la materialidad de la vida. En este sentido es que me interesa ligarlo a Marx. La vida es el concepto esencial en la filosofía de Nietzsche. Pero la vida en Nietzsche tiene sus características que son las siguientes: la vida es devenir, la vida deviene porque la voluntad de poder es el eje dinámico de la vida. Al ser la voluntad de poder el eje dinámico de la vida, la vida deviene. Este devenir de la vida es el devenir de la voluntad de poder. ¿Adónde apunta la voluntad de poder? La voluntad de poder apunta a encarnarse en un tipo especial de Hombre que Nietzsche va a describir minuciosa y obsesivamente. Un tipo especial de hombre al que Nietzsche llama el transhombre, el suprahombre o el superhombre. La palabra alemana es übermensch y es aquel punto al que Nietzsche aspira llegar.

De este modo Nietzsche va a definir al hombre como una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre y bajo esa cuerda lo que hay es un abismo. El hombre está en medio del superhombre y de la bestia. El hombre es un camino, un devenir hacia aquello que el hombre debe ser. Lo que el hombre debe ser es el superhombre, el übermensch
 
Yo voy a tomar uno de los textos de Nietzsche más duros. Acá no nos vamos a andar con vueltas y vamos a tomar el más duro, el más despiadado, el más estremecedor. Es una palabra de Norberto Bobbio, que no es un brillante lector de Nietzsche, pero que no lo conoce mal, y lo rechaza porque dice que hay muchos de sus textos que le resultan demasiado estremecedores. También se lo define a Nietzsche como “alguien que piensa a martillazos”. Piensa con ideas duras, frases duras, y esto es lo que en Nietzsche se llama pensar a martillazos. Vamos a ver, en el comienzo del Anticristo, por ejemplo, cuando Nietzsche elige la guerra en lugar de la paz, cuando Nietzsche elige el odio en lugar del amor, y hasta cuando Nietzsche dice: no me importa que mueran los débiles, al contrario, hay que ayudarlos a morir. Texto que sí es estremecedor porque para muchos está ahí el germen de la eutanasia nacional socialista.

2 ¿Cuál es el origen de los valores?

El texto que voy a tomar de Nietzsche es “La genealogía de la moral”. La genealogía de la moral es un texto que trata de los valores morales, que pareciera que todos tenemos resuelto, todos sabemos qué es la moral; pero Nietzsche va a pensar por moral algo bastante distinto a lo que él llama “la burguesía”, “los lectores de periódicos”, esa gente común que odiaba, el alemán cotidiano, el incapaz de llegar a los extremos, el incapaz de arriesgarse, el incapaz de acercarse a la locura, a lo dionisíaco –ya vamos a ver qué es esto-. Ese hombre totalmente racional, totalmente diseñado, totalmente trazado por la sociedad burguesa a la que pertenece es el hombre al cual Nietzsche va a abominar. Ese hombre no es el que va a encarnar la moral que Nietzsche va a diseñar en su libro “La genealogía de la moral”. 
 
La palabra “genealogía” funciona aquí en tanto “búsqueda de los orígenes”. ¿Qué sería entonces una genealogía de la moral? Es ir en búsqueda de los orígenes de la moral. Cómo nacieron las palabras que dan estructura al pensamiento de la sociedad burguesa del siglo XIX que es la de Nietzsche. En esa búsqueda de las fuentes Nietzsche cuenta, en el preciso inicio de este libro, él cuenta que a los 13 años se preguntó por el problema del mal. Es una buena edad para preguntarse por el problema del mal, y en cualquier otra edad que usted o yo nos preguntemos por el problema del mal, no lo vamos a poder solucionar el problema del mal. Lo único que sabemos es que el mal está en todas partes y hasta diríamos que es el protagonista de la historia. Pero el origen del mal es difícil de decidir aún apelando a los relatos de la Biblia. Pero lo que dice Nietzsche es que, en principio, él le atribuyó a Dios el mal lo cual es un comienzo harto evidente. Es decir, Dios es el creador de “el ángel caído”, de Mefistófeles, y en tanto creador de Mefistófeles Dios habría creado el mal. 


Bueno, no nos detengamos demasiado en estas cosas que son muy sencillas para la altura en que estamos en nuestro curso y vamos a ver qué es lo que hace Nietzsche con la moral. Nietzsche odia al cristianismo, detesta al cristianismo, su libro se llama el Anticristo porque detesta al cristianismo. ¿Qué es lo que detesta del cristianismo? Detesta la blandura, detesta la compasión, detesta la piedad, detesta el ascetismo, detesta los valores sacerdotales. Es un tipo Nietzsche que exuda vida. Exuda vitalidad, dionisismo. Se vuelve furibundamente contra los valores cristianos. Para él son valores blandos, hay que buscar valores duros y los valores duros los va a buscar en medio de los hombres duros. Los hombres duros, para Nietzsche, son los guerreros. Los guerreros van a ser los aristócratas. 
 
Nietzsche viene en busca de la posibilidad, que cree muy cierta, de instaurar otros valores basados en otros principios. Primero, ante todo, va a buscar su genealogía, va a buscar el origen de esos valores. Si nosotros habíamos visto que en Platón había un mundo suprasensible, Nietzsche no va a buscar los valores en el mundo suprasensible, sino que los va a buscar en el mundo sensible, sanguíneo, brutal, casi en el mundo de las aves de rapiña. En el mundo de los guerreros. Lo que va a decir es que la palabra “bueno” existe porque, desde los griego, los aristócratas se dieron a sí mismos la capacidad de nombrase “los veraces”. La aristocracia griega se designaba a sí misma como “los veraces”. ¿Quiénes son los veraces? Los veraces son aquellos cuya palabra es la verdad. Cuando la aristocracia griega decía algo, esa era la verdad. De modo que ya tenemos cuál es la fuente nutricia de la verdad, es el aristocraticismo griego. 
 
3 ¿Quién ha creado lo bueno?

Este concepto de aristocracia que menciona Nietzsche hay que entenderlo cuidadosamente. No se trata de una clase social, al menos para Nietzsche. Para él se trata de una clase espiritual o, en todo caso, de un elemento filosófico espiritual. La aristocracia, más que una clase social, es aquel estamento de la sociedad –indudablemente alto-, pero alto por su capacidad de espíritu que es capaz de crear las verdades. “Nosotros los veraces” quiere decir “nosotros los que creamos la verdad con nuestros conceptos”. De esta aristocracia griega Nietzsche se siente heredero, y a esta aristocracia griega es a la que se remite para pensar la genealogía de la moral.

Hay un concepto muy interesante que introduce, y muy claro, que es el del “pathos de la distancia”. Nosotros habíamos visto en Marx el “pathos de la indignación”, son dos pathos totalmente distintos. Si Marx exigía la pasión de la indignación, si Marx exigía que nos indignáramos de las injusticias, lo que Nietzsche pide de sus aristócratas es que se indignen, en tanto desdén, de lo bajo, de lo vulgar, de lo plebeyo. El “pathos de la distancia” es ese distancia que la aristocracia pone entre ella y lo plebeyo, entre ella y lo vulgar, entre ella que es capaz de dar nombre a las cosas por el solo hecho de nombrarlas, de crear las verdades, por el solo hecho de enunciarlas; entonces, esta clase espiritual filosófica y hasta ontológica –porque crea el ser- mantiene un pathos de la distancia frente a la burguesía vulgar de los lectores de periódicos del siglo XIX que Nietzsche desdeñaba, y también contra los plebeyos. Es decir las clases proletarias, las clases pobres a las que Nietzsche desdeñaba. 
 
Hay aquí el sentimiento de una clase superior que tiene el derecho de reinar sobre las clases inferiores. Tengamos en cuenta algo, aquí Nietzsche se ha alejado por completo de Dios. Él no está pensando en Dios, menos en el Dios del cristianismo. Menos todavía en Jesús. Los valores de la compasión, del amor al prójimo, los valores del autosacrificio, del ascetismo, son todos valores de caídos; los valores blandos del cristianismo que detesta Nietzsche. Sus valores van a ser los de la dureza, los de los guerreros, los de la guerra. Y vamos a ver valores más despiadados que va a reclamar Nietzsche. Lo bueno surge de la aristocracia y la nobleza. Lo bueno es lo que dicen los aristócratas. Lo malo es lo que dicen los que no son aristócratas, tanto los toscos burgueses como el oscuro mundo del plebeyaje proletario.

El origen del lenguaje también se lo atribuye Nietzsche a los aristócratas porque dice que los aristócratas, en tanto nombran a las cosas, les están dando el nombre a las cosas. O sea que ubicaría en la aristocracia griega el origen de ese lenguaje. Estas son las etimologías de las palabras “bueno” y “malo” para Nietzsche. “Bueno” es lo que dicen y hacen los aristócratas. Aquellos en los cuales el espíritu se ha depositado. Aquellos que representan los valores más altos del espíritu humano, pero estos valores no son esencias vaporosas, esa cosa que se entiende como el alma, no; estos son valores carnales, valores vitales, valores de la voluntad, valores de la vida, valores del devenir de la vida, valores de la conquista, valores de la guerra, valores del coraje, etc. La palabra “malo” va a ser todo aquello que señale a los inferiores. Los inferiores son por sí mismo malos porque justamente son inferiores. No pertenecen a la aristocracia de los guerreros, porque ésta va a ser en última instancia la más clara definición de la aristocracia que va a dar Nietzsche: la aristocracia es siempre guerrera, la aristocracia va a ser lo que va a llamar más tarde “el ave de rapiña” y con más exactitud “la bestia rubia”: el vikingo, el samurái. Todo esto va a confluir –no lo quiero adelantar, pero se darán cuenta ustedes-, todo esto va a confluir en el Tercer Reich. Para los nacional socialistas toda esta era una materia prima riquísima para el Tercer Reich y efectivamente se apropiaron de ella. Uno no sabe si Nietzsche fue nazi, pero se parecía bastante.

4 ¿Qué relación existe entre el pensamiento de Nietzsche y la tardía unificación de Alemania?

Si bien Nietzsche fue un pensador solitario porque el tipo que piensa estas cosas no está muy acompañado. Pongo un ejemplo medio vulgar, una especie de sanata savateriana: Nietzsche sale una mañana, se encuentra con un burgués leyendo el periódico y le dice: usted es un burgués decadente, de una sociedad decadente, no tiene valores morales fuertes, usted no representa en nada el espíritu de los verdaderos guerreros que hicieron la grandeza de Alemania. Y uno así no tiene muchos amigos, indudablemente va perdiendo un montón de amigos.
Entonces, efectivamente, era un pensador solitario y hay algo muy conmovedor en Nietzsche, era un pensador enfermo. Era un hombre enfermo. Y era un hombre que tenía una relación –aunque esto no tiene por qué explicar su filosofía – muy conflictiva con su madre y otra todavía más conflictiva con Elizabeth Foster Nietzsche que era su hermana y es la que va a dar forma final a la que se pretende sea la obra cumbre de Nietzsche que es “La voluntad de poder”. 
 
Si bien Nietzsche era un hombre solitario, su pensamiento lo vamos a situar históricamente. Porque Nietzsche lo quiera o no, cualquiera de los filósofos que hemos abordado en estos encuentros, todos ellos estaban en medio de una historia. Todos ellos habían nacido en medio de una coyuntura histórica que los había determinado. No que los había determinado en la modalidad del determinismo inapelable, no, todos fueron libres, pensaron libremente, superaron el entorno de su tiempo; pero Nietzsche está en medio de una historia. La historia en la que surge Nietzsche es una historia muy compleja que es la historia de la unidad alemana en el siglo XIX. Atención aquí, porque la tardía unidad de Alemania en el siglo XIX determina las dos guerras mundiales del siglo XX: esto es gravísimo entonces lo tenemos que entender bien. Alemania es una de las últimas naciones europeas que realiza su unidad. La realiza con el “canciller de hierro” Bismark y con el káiser Guillermo, la consolida con la guerra franco-prusiana de 1871 donde Prusia gana la guerra y desde Prusia se gesta la unidad de Alemania.

En esa guerra franco-prusiana Nietzsche fue como enfermero, actuó un tiempo y los mandaron a su casa. Pero en una carta a un amigo militar Nietzsche habló de la grandeza de Alemania, de la grandeza guerrera de Alemania en esa guerra contra Francia y se mostró orgulloso de las hazañas guerreras del ejército alemán. Esto lo vamos a retomar y vamos a ver qué importancia tiene.
Por ahora estamos en esto: Alemania llega tarde a su unidad nacional. Entonces, yo digo, con cierta inocencia –aunque nada de lo que digo es inocente-, ¿el filósofo de la voluntad de poder no tendrá algo que ver con una nación que llega tardíamente a su unidad y que cuando llega a su unidad todos los territorios ya han sido conquistados por los otros imperialismos? ¿Y llega a esa unidad que tiene que rediscutir la organización que tiene el mundo, y tiene que guerrear para ampliar su espacio vital? Entonces, ¿esa nación no necesita una voluntad guerrera? ¿Esa nación no necesita una voluntad de poder? Sí, la necesita, y tiene a su filósofo: Friedrich Nietzsche, que va a ser el filósofo de la voluntad de poder. Yo digo que Nietzsche es el filósofo de la unidad alemana a través del concepto de la voluntad de poder que esta unidad alemana tiene que instrumentar para rediscutir el reparto imperialista del mundo. 
 
Nietzsche se caracteriza entonces por pertenecer a esta Alemania que llega tarde a la repartición de un mundo, hay una repartija que Alemania va a tener que discutir; y va a tener que discutir porque va a decir nosotros necesitamos más. Porque nuestra voluntad de poder nos lo pide. Las diferencias con Marx, para mí, contrariamente a algunos otros teóricos que quieren acercar Nietzsche a Marx, son decisivas. Nietzsche es un filósofo que odia al socialismo. Pero ese proletariado en el que Marx cree ver por primera vez la dictadura del proletariado, al proletariado en armas, al proletariado luchando por su propia emancipación, para Nietzsche va a ser una “rebelión de los esclavos”, una “rebelión de los plebeyos”, una rebelión contra el orden natural, que la burguesía debe tener, la aristocracia debe tener, y que Alemania debe tener, y que la aristocracia debe “cerrar” –digamos.

Ahora, este desacuerdo es muy profundo. Si bien Marx parte de la materialidad de las clases sociales, las relaciones de producción y de las fuerzas productivas y Nietzsche de la vida; las diferencias entre uno y otro son enormes y se ven, sobre todo, en la cuestión de La Comuna de París. Para Marx, La Comuna de París era la lucha por la liberación de la clase obrera. Para Nietzsche, La Comuna de París era la insubordinación insolente del pueblo bajo, de los plebeyos.


Podés ver o descargar este Encuentro de aquí.






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