miércoles, 23 de noviembre de 2011

Filosofía aquí y ahora IV. José Pablo Feinmann. Encuentro 2: La filosofía europea y América Latina


Sumario

1 El nuevo mundo
2 El sujeto capitalista y la conquista de los entes
3 Capitalismo y razón instrumental
4 Las revoluciones en América Latina

1 El nuevo mundo

Tenemos que indagar ahora en una relación muy interesante que es la relación entre la filosofía europea y América Latina. Vamos a partir de la cumbre del pensamiento europeo que es Jorge Guillermo Federico Hegel

Hegel, desde la Universidad de Berlín en 1831, venía dando sus “Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal”. Hay un capítulo que Hegel le dedica al “nuevo mundo”. En la visión olímpica de Hegel –porque es la visión de un Dios olímpico- que en ese momento está en la cumbre del pensamiento y es el filósofo oficial de Prusia y de Federico Guillermo –o sea, es un lujosísimo filósofo de la monarquía-; no le va a negar el honor a América Latina de haber salido de las aguas al mismo tiempo que el viejo mundo. En realidad dice: sí, habrán salido de las aguas al mismo tiempo. Sin embargo –dice Hegel- yo observo que en el “nuevo mundo” hay todavía una inmadurez geográfica (ustedes observen el desdén colonialista que hay en esta frase que no le concede al nuevo mundo ni siquiera el haber cerrado geográficamente). 

Entonces imaginen la enorme superioridad del viejo mundo que viene del alma griega, el helenismo. Los griegos son la base de la filosofía occidental. Hegel va a decir que el “nuevo mundo” no tiene muchas posibilidades de desarrollo todavía, que afortunadamente Europa lo ha incorporado y se verá en el futuro qué va a ocurrir. Y pronostica una guerra, una guerra muy interesante que se ha dado –o no se ha dado, depende de la interpretación que hagamos- entre el “nuevo mundo” del Sur y el “nuevo mundo” del Norte, entre América del Sur y América del Norte. 

La cuestión es que Hegel dice que estos territorios deben ser colonizados por Europa para que entren dentro de la Historia Universal. Para Hegel todo aquello que es tomado por Europa es tomado por el Espíritu, por la racionalidad, por la Historia. Hay pueblos sin historia: los pueblos sin historia son aquellos pueblos que no han sido tomados por el avance de la modernidad occidental. 

Estamos viendo aquí algo muy claro: es la gran concepción hegeliana justificando al colonialismo. Allí donde entra el colonialismo –va a decir Hegel, o lo está diciendo- entra la Historia. Cuando Hegel habla de África más despectivo no puede ser. Y cuando habla del mahometanismo y del Islam también. Dice: el Oriente se acabó, se ha quedado dormido en la pereza islámica. Fijensé qué interesante esto que dice Hegel, “la pereza islámica” se ha quedado dormida y ha expulsado al Islam de la Historia. Bueno, todos sabemos que la aparición del Islam en la Historia ha sido bastante espectacular. 

Hegel habla de la dialéctica. La dialéctica es una herramienta que no es un método que Hegel le pone a la Historia desde afuera. Hegel va a decir que la dialéctica es el movimiento interno de la Historia. La Historia es dialéctica, como la Historia es dialéctica avanza de negación en negación y finalmente llega a su gran afirmación final que es el Saber Absoluto que se da en la filosofía hegeliana.

El gran discípulo de Hegel, el más lúcido de la izquierda hegeliana, va a ser Marx. Marx también va a tener un pensamiento muy concreto acerca de la situación colonial. En El Manifiesto Comunista (1848) Marx desarrolla una admiración por el poder revolucionario de la burguesía que es sorprendente, hasta el punto en que algunos dicen si Marx ha venido a enterrar a la burguesía o a alabarla. A esta burguesía Heidegger le va a encontrar su surgimiento en el cogito cartesiano, en el sujeto cartesiano. Esta burguesía –para Marx- debe expandirse planetariamente. Allí donde entre la burguesía capitalista entra el progreso –va a decir Marx. Incluso Engels tiene un texto que dice: en buena hora Estados Unidos ha conquistado a México porque al conquistarlo va a instalar ahí las modernas relaciones de producción capitalista, y solamente así va a surgir un proletariado industrial que es el que va a hacer finalmente la revolución

Vamos a desarrollar más estos aspectos, los aspectos colonialistas del método dialéctico.


2 El sujeto capitalista y la conquista de los entes

La crítica a la modernidad capitalista la encara Heidegger en los libros que siguen a su primera gran obra maestra “Ser y tiempo”. Concretamente, la crítica es la siguiente (no es sólo de Heidegger, a esta altura uno puede adoptarla, cambiarla, pero este punto de vista lo largo Heidegger): con Descartes el hombre capitalista gana su subjetividad y se pone en la centralidad de la Historia. Yo había dicho que el surgimiento fáctico del capitalismo era la conquista de América. Aquí tenemos el surgimiento subjetivo del hombre capitalista. El hombre capitalista está ahora en el centro porque lo único indubitable es el sujeto. Descartes dice: “de lo único que no puedo dudar es de mi duda y si yo dudo es porque yo pienso”, entonces lanza esa famosa consigna: “pienso, luego existo”. 

Ahora, esta subjetividad capitalista que ya en los hechos está conquistando el planeta fortalece al hombre capitalista porque le da la certeza de que la realidad existe porque la piensa el sujeto. Lo fundamental del idealismo filosófico es deducir la existencia de la realidad a partir del sujeto cognoscente. Y esto surge con Descartes, luego se desarrolla con Kant y con Hegel.

Heidegger dice que en ese momento el hombre “olvida al ser” y se consagra a la conquista de los entes. Esto lo vamos a aclarar porque es fácil: que el hombre olvide al ser a nosotros no nos tiene por qué importar demasiado, le importa mucho a Heidegger, digamos. Pero vamos a la cuestión de que el hombre se consagra a la conquista de los entes. Los entes son las cosas. Entonces, Heidegger dice que el hombre capitalista cuya subjetividad surge en Descartes se consagra, a través de la técnica, al dominio de la naturaleza, a la explotación de la naturaleza y a la devastación de la tierra. Heidegger no va a hablar de colonialismo, no va a hablar de explotación, no va a hablar de lucha de clases; es un señor campesino al cual le importa mucho que la tierra sea devastada. Pero está señalando un punto muy importante de la razón occidental: la razón occidental necesita arrasar la tierra para realizar su poder técnico. Necesita arrasar los bosques para construir casas y, como hoy, necesita tener petróleo para que un país enorme funcione y eso determina una guerra. Si hubiera arvejas en Irak, Estados Unidos no estaría allí. Son los proyectos imperiales los que determinan las guerras. Si hubiera petróleo en América Latina tal como hay en Irak, Estados Unidos estaría aquí.

El hombre occidental se guía por su razón y hay una explotación racional de la naturaleza. Pero este pensamiento de Heidegger es incompleto porque no señala que ese hombre es el hombre del colonialismo. Heidegger –y, por favor, yo quisiera que escuchen esto claramente- está tan de moda hoy porque es el único pensador de derecha que critica al capitalismo, entonces toda la filosofía que sigue a Heidegger y quiere huir del marxismo cuando ve el colapso inminente –o no tan inminente- de la Unión Soviética, dice lo siguiente: salgamos de Marx porque la Guerra Fría se soluciona a favor de los Estados Unidos… ¿qué otro gran filósofo hizo una crítica a la modernidad capitalista? Bueno, Heidegger –dice Michel Foucault, Deleuze, Derrida, Althusser, el estructuralismo y el posestructuralismo. 

A la vez comienzan a postular la importancia del lenguaje. Esto hace que los filósofos europeos reemplacen la crítica de Marx por la de Heidegger. Ahora, la de Marx señalaba que la modernidad capitalista instauraba una situación injusta, una situación de lucha de clases en la cual una clase dominaba a la otra y la explotaba. Pero Heidegger no señala eso, Heidegger –que va a terminar en un misticismo Zen- lo que dice es que el hombre capitalista a través de la técnica devasta al planeta para conquistarlo, pero el horror va a ser que el hombre capitalista olvida al ser. Y todavía añade algo más extraño: que no sólo el hombre capitalista olvida al ser sino que el ser se retira. Yo, la verdad, esas cosas, los heideggerianos me podrán odiar porque hay todo un enorme club universal de heideggerianos, pero yo no sé adónde se fue el ser. La cuestión es que nunca lo vi, no lo conozco, ni Heidegger lo vio al ser; se ha retirado tanto que nadie sabe dónde está.
Lo que sí sabemos es que el hombre capitalista se muere por conquistar los entes y que ésta es la esencia del capitalismo. Pero Marx a los entes los llamó mercancías. Vamos a ver qué es eso y qué diferencia hay entre una actitud y la otra.  

3 Capitalismo y razón instrumental

Heidegger influye muy fuertemente en dos pensadores muy importantes que son: Adorno y Max Horkheimer. Adorno y Horkheimer escriben en California, a partir de 1940, un libro fundamental, muy difícil, muy extraño que se llama “Dialéctica del Iluminismo”. La “Dialéctica del Iluminismo” va a postular que el Iluminismo, es decir, esa razón que surge con la Revolución Francesa –que es la revolución capitalista y burguesa por excelencia-, esa razón endiosada por los pensadores de la Revolución Francesa, es para ellos lo que llaman la “razón instrumental”. La razón instrumental es lo que Heidegger llama el “tecno-capitalismo”. Entonces, la razón instrumental –para Adorno y Horkheimer- está destinada también a devastar la tierra, a arrasar la tierra, a utilizarla para los beneficios del capitalismo.

Lo que hacen con esto Adorno y Horkheimer es cambiar el eje del pensamiento marxista que ya no hace pie en la lucha de clases sino en la relación del hombre con la naturaleza. Antes, en Benjamin, en las “Tesis sobre filosofía de la historia”, él hizo una crítica más profunda que la de Adorno y Horkheimer en la cual va a decir que la historia es la historia de la catástrofe humana. Aquí la crítica a la modernidad ve a la modernidad como la destrucción de la historia humana.

Ahora, evidentemente, según lo estamos viendo, esta razón del tecno-capitalismo y esta razón instrumental, si está dispuesta a devastar la tierra, está dispuesta a devastar todo el planeta. En consecuencia ésta es la razón colonialista. La razón colonialista es una razón que busca planetarizarse. Es decir, conquistar todo el planeta. Y esto lo va a decir Sarmiento en uno de los libros más pro-imperiales que ha sido escrito en occidente que es el “Facundo” (1845). Sarmiento está de acuerdo positivamente con el desarrollo de la razón occidental porque –atención- para muchos, que esa razón occidental penetre en los países de la periferia, es su deseo. Desean ser conquistados por esa razón occidental, entrar en el tren de la Historia. Saben que quedarse afuera del desarrollo de la razón occidental es quedarse afuera de la Historia. 

Entonces, ideólogos de esta razón como Sarmiento ven claramente que aquí en la Argentina la modernidad de occidente las representan las clases portuarias, las clases ilustradas, que se relacionan con los países que están a la vanguardia del desarrollo imperial, fundamentalmente Gran Bretaña y Francia. Con esta certeza de Sarmiento y de Mitre de que ellos encarnan la racionalidad de occidente, conceptualizan al resto del país como aquellos que no la encarnan. Y aquí es donde surge la contradicción que ha instrumentado el desarrollo del colonialismo. La contradicción entre la civilización y la barbarie. El colonialismo se presenta como la civilización. Allí donde entra el colonialismo entra el progreso, la cultura, la progresividad histórica (es decir, aquellos países que se relacionen con los países más desarrollados los van a seguir en un desarrollo que les va a permitir alcanzar a esos países desarrollados). Esta es la postulación de Sarmiento, Mitre y el puerto de Buenos Aires que dejan de lado por completo -conceptualizándolos como barbaros- a todo el resto del país y, tanto al interior mesopotámico como al interior mediterráneo, los arruina con el libre cambio que permite la entrada de las mercancías británicas

Todo esto entra en una crisis terminal y en este país lo que se hace, lo que se construye es una ciudad y no un país. Porque Buenos Aires se adueña de la Historia, y luego de la batalla de Pavón donde Urquiza se la entrega a Mitre, Mitre declara la guerra de policía a las provincias y aniquila al gauchaje federal que pudo haberle dado a la Historia argentina un sentido lateral como quería Alberdi -por ejemplo- que quería un liberalismo integracionista. En cambio el liberalismo fue exterminador y no hubo sentido lateral, hubo un solo sentido que fue el de la burguesía comercial de Buenos Aires y los sectores ganaderos y agrarios aliados a ella.

4 Las revoluciones en América Latina

¿Qué pasó en América Latina? Porque estuvimos viendo qué ocurrió en nuestro país. En la Argentina los sectores dominantes aceptaron acríticamente la modernidad capitalista creyendo que los llevaría al progreso. En todo el resto de América Latina ocurrió algo absolutamente similar. Todas las revoluciones que se hicieron en América Latina –y, por favor, les pido atención a esto porque es muy importante porque por muchos lados se dice algo distinto, incluso pensadores de izquierda o nacional-populares dicen lo mismo que los pensadores de la derecha tradicional-, los movimientos independentistas fueron para liberarse del poder monopólico monárquico español. Para todos los movimientos independentistas España era el atraso y había que derrotar a los godos para poder entrar en la corriente de la modernidad capitalista.

Entonces, se realizan esas revoluciones que en realidad son una lucha para echar al conquistador español y para tener la libertad de comerciar con quien se quiera, sobre todo con Inglaterra. Por eso la causa de la revolución latinoamericana está tan apoyada por Inglaterra. Esto está hegemonizado por las oligarquías de cada país, por las burguesías mercantiles hambrientas de mercancías europeas para enriquecerse con su intermediación. De aquí que todo proyecto de unidad de América Latina haya fracasado por completo porque América Latina no buscó su unidad, buscó lo que se ha llamado su balcanización o su desunión porque todas esas oligarquías no querían unirse. Cada una quería hacer su propio negocio a partir de su propio país. Hubo quienes señalaron esto mostrando que era la sumisión a otro imperio. Salir del imperio español para entrar en el imperio británico.
¿Quiénes fueron? Bueno, podemos hablar del mismo Bolívar, hasta Mariátegui, José Martí, un pensador como Salvador Allende que en Chile expresa este deseo de independencia. Pensadores como Leopoldo Zea, el mexicano, que escribe un libro que se llama “Filosofía de la historia latinoamericana” o los filósofos de la llamada teoría de la dependencia en los años ’70 que son Ghunder Frank, Theotonio Dos Santos, Darcy Ribeiro, etc. Pero los que más hondamente vieron esta cuestión, creo que hay en Bolívar un intento temprano de buscar la unidad del continente latinoamericano. 

Y, mi teoría, que vamos a desarrollar más adelante porque más adelante vamos a desarrollar a todos estos pensadores: a Mariátegui, a Martí, la Revolución Mexicana… pero creo que en la reunión de Guayaquil Bolívar le debe haber dicho a San Martín algo de sus planes sobre la Gran Colombia. San Martín lo debe haber interpretado como la ambición desmedida de Bolívar para crear la Gran Colombia o la unidad latinoamericana y convertirse en el dictador de ese proyecto. Y, en todo caso, San Martín le habrá dicho que él no había venido a Latinoamérica para eso, que él había venido para liberarla del yugo monárquico español, que esa tarea estaba realizada y que él se despedía porque él había venido para eso. Se negó a entrar en las Guerras Civiles argentinas (1814-1880) (tarea que hizo Lavalle malamente) y parte habiendo cumplido la tarea que había venido a realizar.
Las conclusiones que nosotros tenemos que sacar son que en toda América Latina -con distintos matices, a veces muy importantes- se da un mismo proceso de salir de la dominación española para entrar en relaciones económicas y culturales con el imperio británico, con Francia, es decir con la modernidad capitalista. América Latina advierte que el tren de la historia va por ese lado y que el atraso iba por España. Por eso hay que salir de España y entremos en este otro tren que es el del capitalismo progresivo que nos va a llevar a nuestro desarrollo. Gran error porque había dos trenes: un tren en el que iban los países imperiales que metieron a los países que se quisieron integrar en otro tren que llevó al atraso y a la frustración a los países latinoamericanos.

De todos modos, la modernidad capitalista en estos momentos está en crisis en todo el planeta porque no ha podido resolver ninguno de los problemas que el marxismo había planteado, ante todo, la desigualdad. Si no resolvió la desigualdad es que no superó realmente al marxismo porque alguien supera algo cuando supera lo que el otro le había cuestionado. Entonces, no se lo ha superado porque lo que se le cuestionó al capitalismo, es decir su desigualdad flagrante, el capitalismo no la ha superado. La desigualdad cada vez crece más y nunca hubo más hambrientos en el mundo.

Vamos a desarrollar todo esto, que es penoso pero es necesario, en las siguientes reuniones en que nos encontremos. Hasta luego.   



Podés descargar este capítulo de aquí.





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